Algunas orientaciones para el manejo de suelos
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Arcillosos, gran capacidad de retención de agua (160 litros en un metro
cúbico) pero, en cambio, son propensos a las pérdidas de agua por evaporación,
en los periodos de lluvias frecuentes, debido a su baja permeabilidad y gran
capacidad de retención. Esto permite que el agua se mantenga en los primeros 5 cm de suelo durante más
tiempo y sobre todo después de un periodo seco. Para humedecer esta capa son precisos
alrededor de 10 mm
de lluvia. Estos suelos son ricos en nutrientes y en biomasa microbiana pero
la falta de macroporos hace que estén mal aireados, lo que disminuye el
reciclado de nutrientes. Tienen una estructura estable y las labores no la afectan
de forma importante. Los ciclos de humectación - desecación hacen que, en el
primer caso, el suelo se expanda y en el segundo se contraiga, de tal manera
que el material que hay en superficie es arrastrado a más profundidad, con
las primeras lluvias, a través de las grietas, obligando a los agregados a
reacoplarse de nuevo en la nueva situación a través de las caras de
deslizamiento que tienen los agregados. El suelo, literalmente, se mueve
hasta que todos los agregados encuentran su acomodo. El tiempo para realizar el
laboreo es generalmente muy corto debido a la plasticidad de la arcilla. Los
agregados superficiales (terrones), son grandes y no adecuados para una buena
cama de siembra. Son duros cuando les falta humedad y, en inviernos secos,
poco productivos.
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Franco arenosos, capacidad intermedia de almacenamiento de agua (80 litros en un metro
cúbico), formación de costra, infiltración media, fácil disgregación para
crear una buena cama de siembra, buena proporción de macroporos y microporos,
por tanto, buena mineralización de la materia orgánica, sin estructura
superficial (estructura masiva), muy duro en seco y fácilmente compactable. Es necesario observar el perfil del suelo
para ajustar la profundidad del laboreo ya que puede haber debajo del
horizonte superficial un horizonte arcilloso que no necesitaría labrarse por
ser de estructura estable. Es muy importante tener mucha precaución con las
labores de volteo puesto que introducen mucho aire al sistema y favorecen su
degradación.
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Franco-arenosos con piedras, menos capacidad de retención de agua (60 litros en un metro cúbico)
pero gracias a la macroporosidad, mejor infiltración, menor pérdida por
evaporación, alta capacidad de reciclado de nutrientes, no suelen formar costra
y presentan buena penetrabilidad. Las labores deben ser superficiales, dirigidas
a la eliminación de las hierbas provocando una buena preparación de la cama
de siembra. El rulo, puede ser interesante para poner en contacto la semilla
con el suelo para facilitar el intercambio hídrico y evitar problemas con la
siega. Hay que tener cuidado con los procesos de degradación de la materia orgánica
por el exceso de aire. Para paliar este proceso es interesante la máxima incorporación
de residuos
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viernes, 9 de noviembre de 2012
Tipos de suelos
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