viernes, 9 de noviembre de 2012

Tipos de suelos


 Algunas orientaciones para el manejo de suelos

 
Arcillosos, gran capacidad de retención de agua (160 litros en un metro cúbico) pero, en cambio, son propensos a las pérdidas de agua por evaporación, en los periodos de lluvias frecuentes, debido a su baja permeabilidad y gran capacidad de retención. Esto permite que el agua se mantenga en los primeros 5 cm de suelo durante más tiempo y sobre todo después de un periodo seco. Para humedecer esta capa son precisos alrededor de 10 mm de lluvia. Estos suelos son ricos en nutrientes y en biomasa microbiana pero la falta de macroporos hace que estén mal aireados, lo que disminuye el reciclado de nutrientes. Tienen una estructura estable y las labores no la afectan de forma importante. Los ciclos de humectación - desecación hacen que, en el primer caso, el suelo se expanda y en el segundo se contraiga, de tal manera que el material que hay en superficie es arrastrado a más profundidad, con las primeras lluvias, a través de las grietas, obligando a los agregados a reacoplarse de nuevo en la nueva situación a través de las caras de deslizamiento que tienen los agregados. El suelo, literalmente, se mueve hasta que todos los agregados encuentran su acomodo. El tiempo para realizar el laboreo es generalmente muy corto debido a la plasticidad de la arcilla. Los agregados superficiales (terrones), son grandes y no adecuados para una buena cama de siembra. Son duros cuando les falta humedad y, en inviernos secos, poco productivos.

 
Franco arenosos, capacidad intermedia de almacenamiento de agua (80 litros en un metro cúbico), formación de costra, infiltración media, fácil disgregación para crear una buena cama de siembra, buena proporción de macroporos y microporos, por tanto, buena mineralización de la materia orgánica, sin estructura superficial (estructura masiva), muy duro en seco y fácilmente compactable.  Es necesario observar el perfil del suelo para ajustar la profundidad del laboreo ya que puede haber debajo del horizonte superficial un horizonte arcilloso que no necesitaría labrarse por ser de estructura estable. Es muy importante tener mucha precaución con las labores de volteo puesto que introducen mucho aire al sistema y favorecen su degradación.


Franco-arenosos con piedras, menos capacidad de retención de agua (60 litros en un metro cúbico) pero gracias a la macroporosidad, mejor infiltración, menor pérdida por evaporación, alta capacidad de reciclado de nutrientes, no suelen formar costra y presentan buena penetrabilidad. Las labores deben ser superficiales, dirigidas a la eliminación de las hierbas provocando una buena preparación de la cama de siembra. El rulo, puede ser interesante para poner en contacto la semilla con el suelo para facilitar el intercambio hídrico y evitar problemas con la siega. Hay que tener cuidado con los procesos de degradación de la materia orgánica por el exceso de aire. Para paliar este proceso es interesante la máxima incorporación de residuos 

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