viernes, 9 de noviembre de 2012

Agricultura ecológica




Existe un amplio convencimiento de que los alimentos ecológicos tienen propiedades saludables que los sitúan por encima de la agricultura convencional. Entre los aspectos que, supuestamente, marcan la diferencia está el contenido en nutrientes, ya que se piensa que tienen más vitaminas o minerales que los demás.

Lo cierto es que las propiedades, demostradas, de estos alimentos son:
A favor:
- Este tipo de agricultura es un sistema global de gestión de la producción, que incrementa y realza la salud de los agrosistemas
- Incluye en su filosofía el mejoramiento de las condiciones de vida de los productores (muchos de ellos pequeños agricultores)
- Numerosas experiencias han demostrado que el laboreo biológico es más beneficioso para el suelo que el mecánico
En contra:
-         El rendimiento es más bajo (aunque solo de un 80%, no de un 30% como dicen los defensores de la agricultura convencional)
-         El precio es mayor y al no estar sometido rígidamente a la competencia de mercado, puede ser desproporcionalmente elevado
-         El contenido en nutrientes no cambia
Con respecto a esta última afirmación, La agencia británica de alimentación, revisó en el año 2010 98.727 artículos publicando los resultados en el American Journal of Clinical Nutrition, concluyendo la inexistencia de diferencias nutricionales significativas para la salud entre los alimentos ecológicos y los tradicionales.
En la Unión Europea (UE), la agricultura ecológica está regulada a partir del 1 de enero de 2009 por el Reglamento (CE) 834/2007 del Consejo de 28 de junio de 2007 sobre producción y etiquetado de los productos ecológicos, que deroga el antiguo Reglamento (CEE) 2092/91. En él se especifica claramente las técnicas autorizadas en este tipo de cultivo. Los productos ecológicos deben llevar obligatoriamente el sello oficial de la agricultura ecológica de la Unión Europea, permitiéndose añadir, además, los logotipos del país o región de origen.
La ausencia de un etiquetado adecuado en productos procedentes de la venta directa -que algunos agricultores realizan argumentando propiedades especiales de sus productos (más naturales, no tratados con pesticidas etc)-, nos dejan indefensos ante el fraude, algo que hay que tener en cuenta.
En definitiva, se trata de beneficios de tipo ambiental ante el menor uso de ciertos productos químicos, de favorecer los pequeños productores locales (típicamente principales productores de la agricultura biológica) y de apoyar la sostenibilidad (un factor muy a tener en cuenta para el futuro de nuestros hijos). Los que puedan permitirse un mayor gasto en alimentación, tienen la opción de este tipo de alimentos.

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